sábado, 7 de abril de 2007

Consolidación de un poder que excluye

El reciente cambio de gabinete terminó no sólo con la paridad, sino también con la frase de la presidenta respecto a que nadie se repetiría “el plato”. Efectivamente, de los cinco nuevos integrantes del gabinete, cuatro forman parte de lo que algunos llaman el ADN de la Concertación (Cortázar, Viera Gallo, Goñi, Maldonado), y el otro (Tockman) responde con reconocida militancia al neo liberalismo reunido en Expansiva y que representa con firmeza y dureza el ministro de Hacienda, Andrés Velasco.Previo a este cambio de gabinete, RevistaImpacto y muchas otras voces se elevaron solicitando a la Presidenta una reacción fuerte y radical para superar no sólo el gran problema creado por el Transantiago, sino todos los derivados de la ejecución de una política que tiene como primer interés el balance económico, estructural y el beneplácito de los representantes de los grupos económicos, antes que el del pueblo que la eligió.No fue así. El cambio de gabinete obedeció más bien a darle una respuesta tranquilizadora al empresariado, a la derecha y al poder transversal creado al amparo de la Concertación, el que sólo vela por sus propios intereses y su afán de supervivencia apegado al poder.Ni más, ni menos. La Presidenta se perdió una oportunidad quizás única de ser la gobernante que prometió en su campaña: una presidenta responsable, pero atenta al sentir ciudadano y promotora de la creación de una fuerte red social. Es tan así, que la mayor promesa en este último aspecto lo único que hace es mantener la estructura de un sistema que contribuye de forma principal a la concentración del poder económico y político (las AFP), poder que, por supuesto, acepta a algunos “negritos/as de Harvard” para asegurar el lobby con la fuerza gobernante.Lo que hemos visto en los últimos días en los medios de comunicación es el retorno al pináculo del poder de quienes en los últimos 17 años han constituido una alianza de hecho con los poderosos del país. Es tanta la complacencia que los “voceros de prestigio” no han escatimado elogios por el acceso a La Moneda de Viera Gallo, de Tockman al recién creado ministerio de Energía y de Cortázar a Transportes. Los Cavallo, Tironi, Correa, exudan felicidad. Le están haciendo caso, trayendo a los “probados”, a los que “son como ellos”.
Así, un verdadero veranito de San Juan es el que viven los empresarios, políticos de derecha, tecnócratas y concertacionistas asimilados al establishment. Tienen de nuevo todo el poder, el Imacec de febrero los sorprendió incluso a ellos y, la inflación parece seguir controlada. Los nubarrones, casi tempestad del Transantiago, se solucionarán con hartos millones de dólares, dinero que aparece para solucionar una crisis que podría costos muchos votos a la Concertación, pero que no habrá cuando se trate de mejorar pensiones o de dar bonos dignos cuando vuelva a subir el precio de los combustibles, y salga algún ministro diciendo que no van a bonificar a los ricos, estamento en el que incluyen a los taxistas, transportes escolares y a todo aquel que con esfuerzo compró un vehículo y lo usa, porque se niega a ser tratado como carga. Presidenta, lo sentimos por usted. Creemos que equivocó el camino. Tuvo la oportunidad de acercarse a la gente, al pueblo, de escuchar su malestar y hacer algo, pero la venció el temor al cambio y ahora seguirá embarcada en la versión 2 del gobierno de Ricardo Lagos. Lo sentimos más todavía por la gente, que no encuentra voces ni rostros que representen sus frustraciones, esperanzas, sueños.
Así, un verdadero veranito de San Juan es el que viven los empresarios, políticos de derecha, tecnócratas y concertacionistas asimilados al establishment. Tienen de nuevo todo el poder, el Imacec de febrero los sorprendió incluso a ellos y, la inflación parece seguir controlada. Los nubarrones, casi tempestad del Transantiago, se solucionarán con hartos millones de dólares, dinero que aparece para solucionar una crisis que podría costos muchos votos a la Concertación, pero que no habrá cuando se trate de mejorar pensiones o de dar bonos dignos cuando vuelva a subir el precio de los combustibles, y salga algún ministro diciendo que no van a bonificar a los ricos, estamento en el que incluyen a los taxistas, transportes escolares y a todo aquel que con esfuerzo compró un vehículo y lo usa, porque se niega a ser tratado como carga.Presidenta, lo sentimos por usted. Creemos que equivocó el camino. Tuvo la oportunidad de acercarse a la gente, al pueblo, de escuchar su malestar y hacer algo, pero la venció el temor al cambio y ahora seguirá embarcada en la versión 2 del gobierno de Ricardo Lagos. Lo sentimos más todavía por la gente, que no encuentra voces ni rostros que representen sus frustraciones, esperanzas, sueños.
Editorial Revista Impacto

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