martes, 17 de abril de 2007

Igualdad de genero también es Dignidad

De acuerdo a como evoluciona hoy en dia la sociedad chilena es indudable creer y fomentar la igualdad de genero, pero esta sufre algunas distorsiones que bien cabe la pena señalar.
Desde un tiempo esta parte hemos visto como las mujeres van ocupando aquellos espacios que por años estuvieron dominados por los hombres, sin embargo hay algunos de ellos que en vez de ayudar a las mujeres las denigra y las deja en una posición vejatoria.
La apertura sexual de las féminas ya produjo algunos trastornos a muchos hombres, quienes vieron con preocupación como aquellas a las cuales siempre “dominaron” hoy los dominan.
También hemos visto como escalan en el trabajo en posiciones que jamás imaginamos que lograrían, teniendo como guinda de la torta el hecho de haber elegido a una mujer en la primera magistratura del país.
Pero lo que me motiva a escribir estas líneas no son justamente esos avances que han logrado las mujeres. Lo que me preocupa es el intento obligado por el contexto competitivo que lleva a las mujeres a realizar actos masculinos, que sin ser “buenos” han sido aceptado por siglos.
Tal vez el que lea esta columna piense que soy un troglodita pero no por ello dejare de decir lo que pienso.
Últimamente he visto como cada vez más señoritas y en clara disminución de la edad consumen sin tapujos alcohol, llegando a estados peores que los masculinos, ya que las fisiologías de ambos son muy distintos.
Si ellas comprendieran que metabolizan distinto y que sus órganos no son igual al nuestro tal vez entenderían que el consumo excesivo de alcohol termina perjudicándolas mucho más.
Me parece irrisorio como este fenómeno cruza las clases sociales y las edades. Tal vez las menores ven en sus modelos mayores una lumbrera a seguir, que justifica mucho de sus andares.
Creo que libertad sexual sumada a alcohol es una formula peligrosa, ya que sus resultados siempre terminan diciendo mamá por sobre papá. Y esto último sabemos que muchas veces termina alimentando un círculo vicioso que raya en la pobreza y la marginalidad.
Yo me pregunto ¿Cómo aquellas damas que defiende el derecho a emborracharse a destajo serán capaces de responsabilizarse de sus actos productos del alcohol?, ¿como enfrentara la sociedad a los hijos que nacerán producto de esos excesos?, ¿Qué educación recibirán esos niños sin la figura paterna a su lado?. O simplemente ¿Qué profesionales serán aquellas féminas que llegaran con resaca a sus trabajos, a la universidad, o a cualquier parte donde se demande su presencia?
Nosotros los hombres tampoco tenemos justificación, nuestra posición al respecto no es mejor que el de ellas, pero pareciera que el hecho de cargar con siglos de machismo siguen avalando lo que con dos dedos de frente es injustificable.
Las causas de este fenómeno la podemos encontrar en múltiples actuares de la sociedad, que van desde un modelo económico absorbente, que mantiene a las mentes dormidas, habidas de “escaparse” y una continua evasión de nuestra responsabilidad moral respecto de nuestros propios actos.
La lógica de la competencia y el triunfo rápido raya en el limite de la barbarie cuando dichos limites son rompimos por una sociedad hambrienta de traspasar las barreras sin tapujos ni vergüenzas.
Tal vez haya que seguir profundizando el tema en otros aspectos que puedan causar estos comportamientos, tal vez tengamos que trasladar el tema hacia la elaboraron de una verdadera política de sociedad.
Sea cual sea la manera como lo enfrentemos, debemos tener presente la palabra de Dios, aunque no sean creyentes, ya que su mensaje de humanidad traspasa esa frontera y por ende tenemos que enfocarnos hacia el fortalecimiento de los valores que como sociedad construimos.

No hay comentarios: